Sergio Mattarella es el nuevo presidente de la República italiana
Italia ya tiene nuevo presidente de la República. El sustituto de Giorgio Napolitano al frente de la jefatura del Estado se llama Sergio Mattarella, tiene 73 años, es juez del Tribunal Constitucional y arrastra tras de sí una larga trayectoria política ligada a la Democracia Cristiana (DC) primero –ya fue ministro con Giullio Andreotti durante la Primera República-- y a la fundación después del Partido Democrático (PD), llegando a ocupar los cargos de vicepresidente y ministro en el Gobierno de Massimo D’Alema. Sergio Mattarella, el primer siciliano que se sentará en el Palacio del Quirinal, es también una víctima de la mafia. En 1980, la Cosa Nostra asesinó a su hermano Piersanti, por aquel entonces presidente de la región de Sicilia.
La elección de Mattarella, propuesto por el primer ministro, Matteo Renzi, se ha producido en la cuarta votación. Los 665 votos obtenidos no solo han superado con creces la mayoría absoluta necesaria --505 votos de los 1.009 diputados, senadores y representantes regionales--, sino que han supuesto además un gran triunfo político de Renzi. De una tacada, el joven primer ministro ha sentado en el Palacio del Quirinal a un respetado hombre de las instituciones que intentará serenar la vida política italiana, se ha reconciliado con el ala izquierda del PD y, para rematar la faena, ha agravado aún más la división entre las huestes de un Silvio Berlusconi en franca agonía.
Como dijo Renzi la mañana del jueves, cuando presentó la candidatura de Mattarella a la asamblea del PD, “Sergio, al que a partir del sábado podremos llamar señor presidente, es un hombre de las instituciones y de la legalidad. Y además es un hombre que vivió el dolor en su persona durante la temporada de grandes crímenes de la mafia”. Pero, también como dijo Renzi aquel día, Mattarella forma parte de la rara especie de políticos que dimiten.
En 1990, siendo ministro en el gobierno de Giullio Andreotti, el desde hoy nuevo presidente de la República dimitió como protesta por la aprobación de una ley que otorgaba tres canales de televisión al imperio mediático de Berlusconi. De ahí arranca un desencuentro personal, político y moral que, dos décadas y media después, el líder de Forza Italia ha intentado vengar sin éxito. El resultado de las votaciones demuestra que, además de los votos del PD, del centro político --incluido el Nuevo Centroderecha (NCD) de Angelino Alfano— y del SEL (Izquierda, Ecología y Libertad) de Nicky Vendola, Mattarella ha logrado votos de Forza Italia, a pesar de que Berlusconi ordenó votar en blanco, y de algunos de los diputados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) disconformes con la errática trayectoria de Beppe Grillo.
Italia ya tiene nuevo presidente de la República. El sustituto de Giorgio Napolitano al frente de la jefatura del Estado se llama Sergio Mattarella, tiene 73 años, es juez del Tribunal Constitucional y arrastra tras de sí una larga trayectoria política ligada a la Democracia Cristiana (DC) primero –ya fue ministro con Giullio Andreotti durante la Primera República-- y a la fundación después del Partido Democrático (PD), llegando a ocupar los cargos de vicepresidente y ministro en el Gobierno de Massimo D’Alema. Sergio Mattarella, el primer siciliano que se sentará en el Palacio del Quirinal, es también una víctima de la mafia. En 1980, la Cosa Nostra asesinó a su hermano Piersanti, por aquel entonces presidente de la región de Sicilia.
La elección de Mattarella, propuesto por el primer ministro, Matteo Renzi, se ha producido en la cuarta votación. Los 665 votos obtenidos no solo han superado con creces la mayoría absoluta necesaria --505 votos de los 1.009 diputados, senadores y representantes regionales--, sino que han supuesto además un gran triunfo político de Renzi. De una tacada, el joven primer ministro ha sentado en el Palacio del Quirinal a un respetado hombre de las instituciones que intentará serenar la vida política italiana, se ha reconciliado con el ala izquierda del PD y, para rematar la faena, ha agravado aún más la división entre las huestes de un Silvio Berlusconi en franca agonía.
Como dijo Renzi la mañana del jueves, cuando presentó la candidatura de Mattarella a la asamblea del PD, “Sergio, al que a partir del sábado podremos llamar señor presidente, es un hombre de las instituciones y de la legalidad. Y además es un hombre que vivió el dolor en su persona durante la temporada de grandes crímenes de la mafia”. Pero, también como dijo Renzi aquel día, Mattarella forma parte de la rara especie de políticos que dimiten.
En 1990, siendo ministro en el gobierno de Giullio Andreotti, el desde hoy nuevo presidente de la República dimitió como protesta por la aprobación de una ley que otorgaba tres canales de televisión al imperio mediático de Berlusconi. De ahí arranca un desencuentro personal, político y moral que, dos décadas y media después, el líder de Forza Italia ha intentado vengar sin éxito. El resultado de las votaciones demuestra que, además de los votos del PD, del centro político --incluido el Nuevo Centroderecha (NCD) de Angelino Alfano— y del SEL (Izquierda, Ecología y Libertad) de Nicky Vendola, Mattarella ha logrado votos de Forza Italia, a pesar de que Berlusconi ordenó votar en blanco, y de algunos de los diputados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) disconformes con la errática trayectoria de Beppe Grillo.
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